17.8.09

Capítulo 2: ''La visita''

Capítulo 2: ''La visita''

Tres noches mas pasaron, con insomnio debido al miedo de ser despertada por el Señor Tenebroso. Los días siguientes, fueron totalmente deprimentes, mis amistades ya no me hablaban, y los pocos que quedaban, se distanciban de a poco, lo cual hacía sentirme mal, y cada vez, me daba mas cuenta de que me tendría que unir a ese grupo.
Se suponía que todos los Slytherins tenían un destino oscuro, pero ... ¿que pasaría si yo rechazara la oferta de Él?; la respuesta vino a mi cabeza al instante... el hechizo avada kedavra podría ser lo mas probable.
El miedo hizo que mi corazón se helara y que mis pulsasiones fuesen mayores; bastó solo un sonido para que me inmovilizara, y sintiese la presencia de alguien a pocos metros mio; con bastante cuidado saqué mi varita de mi saco y trate de no darme vuelta, pero escuche una voz familiar y contuve la respiracion.
- Buenas noches, Alison- dijo de manera tranquila pareciendo gozar de la situación- No soy el Señor Tenebroso, puedes mirarme...
- Eres ... - me di vuelta inmediatamente apuntado la varita hacia él, cosa que él estaba haciendo lo mismo para iluminar la habitación- Lucius... Malfoy ¿cómo me localizaste? - pregunté incredulamente.
- Meresco un abrazo, futura comapañera - anunció haciendo una de sus sonrisas frias y malévolas. - No fué gran problema encontrarte, pero supuse que en la situación por la que estas pasando, necesitarias algo de ayuda, ya sabes, comprensión.
Pensé mas de una vez su última frase; él sabia lo que ocurria, era uno de ellos, sabía que tiempos complicados vendrian y por eso mismo, el Señor Tenebroso buscaba aliados.
- ¿Cúantos años pasaron?, ¿8, 9 años, acaso mas desde que terminamos nuestros estudios? ... y yo que pensaba que nunca mas tratariamos de nuevo, en realidad casi nunca lo hicimos - me dedicó otra sonrisa mas y se acomodó su cabello frente a un espejo de la habitación. - Casi lo olvidaba, eras la callada de tu curso, entre otros mas que nunca significaron nada, y otros que realmente, supieron elegir bien su camino, como mi fiel amigo Severus.
Pareció que pensaba todas sus palabras cuidadosa y profundamente, y apenas terminó de decir ese nombre, sentí una extraña sensación, la cual provocó que me olvidara de todo, y nuevamente, viejos recuerdos y deseos, aparecieran en mi interior.
- Sssseee... - me costó poder pronunciar bien - vvveerus está con uste... des ?
- Exactamente, somos un agradable grupo, aca el tema de la sangre no importa; todos, por lo menos la gran mayoría somos de sangre pura y a la vez, somos de sangre Slytherin, eso es lo que importa. Severus es uno de los mas fieles del Señor; debo admitir que es una envidia para todos nosotros, ya que a todos nos encantaría ser su fiel sirviente y seguidor. De hecho, el Señor lo había enviado a él a realizar esta visita, pero estaba ocupado haciendo sus labores en Hogwarts junto a Dumbledore - a continuación, hizo una irónica sonrisa y carcajada, la cual hizo que mi mente volviera a la realidad; continuó - Habrás elegido bien, me imagino, te uniras a nosotros, no imaginas los maravillosos planes que el Señor tiene... te ofresco mi ayuda.
- Lucius no se que voy a hacer al respecto.
- Alison! por favor, escúchate!, ¿cómo pensas eso? ¿cómo te atreves a dudar? - dijo mirandome con cierta preocupacion.
- Si fuera tu, ya hubiese elegido.
- Yo también - dijo una voz que hizo que el poco valor que tenía se me fuera. Al abrirse la puerta del living, apareció una figura esbelta y con cabello largo, a la cual no lograba distinguir. - Puedes irte, Lucius, entre mujeres nos entendemos.
- Si es así, no tengo nada mas que haer acá. Un gusto haberte vuelto a ver, Alison. Buenas noches - se despidió y desapareció al mismo momento.
- ¿Qué sucede amiga?, ¿ya no me recordas? - dijo ella dandose a ver y sonriendome. Era ella, una de las pocas amigas que tuve, Bellatrix Lestrange, que antes de terminar el último año tuvo que irse de viaje con su familia y abandonar Hogwarts.
En ese momento, olvidé el lado al que ella pertenecía y no pude evitar ir a abrazarla. Íntimas amigas fuimos, muchas horas compartidas, eramos compañeras de banco, tantas cosas en común, y luego nunca mas nos volvimos a ver. Si bien nos mandabamos lechuzas a menudo, nunca había logrado entender el motivo de su ausencia.
- ¡Tanto tiempo! supongo que me puedo quedar, ¿no es cierto? - me preguntó con alegría mostrandome ese gesto que hacía tiempo que no lo veía en su mirada, la alegría y entusiasmo eran reflejados a su manera.

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